Palabras de afirmación (palabras amables)

El amor es bondad, por tanto, si vamos a comunicarlo utilicemos palabras de amor. A veces la palabra dice una cosa y el tono de voz dice otra. Por ejemplo:"Mi amor, ¿cómo amanecista?" a "Mi amor, ¿cómo? ¡Amaneciste!".

Es diferente escuchar al cónyugue cuando esta enojado y contestarle con palabras suaves. Que ponerse al mismo nivel de destrucción.

El amor no guarda un puntaje de errores; el amor no lleva cuenta de delitos ni de fracasos. Todo eso debe pasar.

Ciertamente no podemos borrar lo pasado, hay que confesarlo y perdonarlo. Pero no podemos seguir y seguir usando palabras hirientes como: "¡No me olvido de que me hiciste esto...!", "No entiendo, ¿por qué me lo hiciste a mí?", "¿En que te he fallado para que me engañes?"

Toda palabra condenatoria, toda palabra de acusación debe desaparecer y buscar las palabras amables, bondadosas, de afirmación.

Los fracasos hay que dejar que sean historia. Que sirvan de abono, sacar lo mejor de ellos. Si usted vive haciendo frescos los errores que él cometió, siempre van a volver a doler, así hayan pasado 15 años. En cambio puede convertir en amor ese error, en palabras amables, en tiernas, cariñosas. No recuerde el pasado si no es para valorarlo.

Cuando se pide perdón, el cónyuge tiene 2 opciones: Condenar o perdonar.
Si condena, lo llevará al fracaso de él mismo, y a la destrucción del matrimonio. Pero si lo perdona, lo llevará al triunfo de él mismo, a la intimidad, y al descubrir el amor.

El perdón no es un sentimiento, es una decisión, es un sometimiento. Me someto a ese error para no recordarlo. Dios mismo lo vivió: "Olvidé para siempre sus pecados y los arrojé al fondo del mar, para nunca jamás acordarme de ellos".