James Pennebaker, profesor en la Universidad de Texas y pionero en este campo de estudio desarrolló con sus colaboradores distintas técnicas de escritura terapéutica que se vienen utilizando en la investigación clínica. Pennebaker propone escribir en primera persona, la situación más traumática que nos haya tocado vivir. Así, comienza la catarsis, el desahogo. Pennebaker asegura que "la descarga de las emociones mediante los gritos, el llanto, la risa u otros medios puede mejorar de manera permanente la salud psicológica y física. Es importante que los individuos expresen libremente sus emociones. Guardarse de manera activa los sentimientos puede ser estresante". Por su parte la Psicóloga Mónica Bruder señala que "Con la escritura terapéutica regulamos los procesos mentales, avivamos la actividad creativa y se amplían las posibilidades de hacer productiva la actividad neuronal". "Con las neuronas trabajando a favor del bienestar, el cerebro le ofrece al organismo la energía necesaria para sobrevivir". Otro efecto positivo y fundamental de la escritura terapéutica es la memoria pues quien escribe adquiere y recuerda información. "Cuando uno escribe permite que esa información permanezca viva y latente", señala Bruder. Escribir, por otro lado nos da el poder de terminar, de cerrar un ciclo tramaumático con un final feliz.
Fuente:
|
Los efectos de la escritura en momentos de crisis | El cuento terapéutico