El otro día, durante la homilía de la Celebración Eucarística, el padre nos hablaba acerca del Lectura del Libro del Génesis: 2, 18-25. Con relación a ella nos decía de la igualdad en dignidad entre el hombre y la mujer, pero al mismo tiempo en las diferencias que hay entre ambos sexos; desde el físico hasta en la forma de pensar y sentir. Nos mencionaba que Dios sabía que tanto el hombre como la mujer no podían estar solos, es por eso que de la costilla de Adán formó una mujer y juntos caminarían por la vida, dejando padre y madre.
El sacerdote hablaba sobre la importancia de respetar esa igualdad y diferencia, asi como de lo maravilloso que es la complementariedad y los beneficios que aporta a la pareja. Y con relación a ese caminar hizo referencia a ponerse el pie. Decía, hay parejas donde uno le pone el pie al otro y luego vienen los desquites: Como tú no me apoyaste en hacer tal o cual cosa, yo tampoco voy a apoyarte en lo que necesitas.
Esto es muy cierto, los tropezones que se dan entre ellos les impiden desarrollarse de manera individual, pues si bien ya son uno solo, cada uno tiene ambiciones y propósitos que no se cumplen porque se cree van a descuidar la relación y la familia. Al comenzar una nueva etapa al lado de una pareja, ella se convierte en el principal apoyo sobre los proyectos que planeamos y vamos a poner en marcha; por ejemplo, si tengo el propósito de estudiar y terminar una carrera o mejorar mi vida espiritual, tengo que hablarlo con mi pareja, planearlo juntos y comprometernos, o cuando uno de los dos va a ser ascendido de puesto y le van a aumentar el salario, la otra parte debe estar alegre y sentir orgullo por su pareja. Sabemos que esas acciones van a beneficiarlos a ambos pero hay quienes no lo ven así, al contrario, sienten envidia de que el otro se supere y le vaya mejor, y esa actitud sin lugar a dudas no es amor.
Una persona puede gozar y hacer suyos lo logros de su pareja porque la ama y le hace feliz verla realizada, motivada; se siente satisfecha porque sabe que intervino en el proceso, esta consciente de que su apoyo fue importantísimo para alcanzar los objetivos planeados, que la comunicación y la empatía mostrada fueron esenciales, que aquellas decisiones tomadas y que mejor convenían a esa unión no hubieran sido lo mismo sin sus opiniones. Se trata pues de caminar uno al lado del otro con la plena certeza de que no serán un obstáculo, al contrario, serán esa mano extendida que apoyará durante todo el recorrido y ayudará a levantarse en caso de caer.
|