Lamentablemente en bastantes casos de matrimonios rotos ninguno de los dos se dio cuenta a tiempo de lo focos rojos que daban la alerta del futuro fracaso, por ello es muy importante revisar nuestra relación vaya mal o no, para corregir aquello que ahora puede ser algo muy pequeño y evitar que después se convierta en una enorme bola de nieve que destruya todo a su paso. La doctora Jane Greer nos dice que nuestros miedos no son infundados. "En mi experiencia, mujeres y hombres engañan en los mismos niveles". Con años de consejería, Greer ha identificado síntomas en una relación que podrían estar llevando a ésta infidelidad. "He visto a cientos de parejas entrar a lo que yo le llamo la zona del engaño", afirma. "Aquella donde un miembro del matrimonio no está obteniendo lo que quiere de la relación. Y ese deseo no cumplido los lleva al enojo y al resentimiento, lo cual crea una justificación para ser infiel, la excusa es "tengo el derecho a ser feliz". No te engañes: la persona a quien engañas nunca será la culpable o la razón de tu infidelidad. Alejarte de quien juraste amar y permanecer en las buenas y en las malas no te lleva más que a sentir que traicionas tus valores. Además, exceptuando los ejemplos públicos de las personas que parece que perdieron el gen de la abstinencia, la mayoría de los infieles se hacen, no nacen."Ya que actúan por privaciones y necesidades" advierte la especialista. Está bien, pero te preguntarás, ¿cómo detienes una aventura que está a punto de suceder? O mejor incluso ¿Cómo te asegurarás de que ninguno de los dos caiga en la tentación? Identificando el problema antes de que alguno de los dos cometa infidelidad.
Texto extraído de la revista GoodHousekeeping.
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