La imagen de un grupo de niños jugando, o de dos pequeños charlando y riendo juntos nos llena el alma de alegría. Sabemos que un amigo es un regalo muy especial que nos hace la vida. Sin embargo, sostener el valor de la amistad va un poco más allá y los adultos podemos guiar y ayudar a los niños a cultivarlo. La amistad Desde Aristóteles a Voltaire, filósofos y pensadores de todas las épocas reflexionaron sobre la amistad como un aspecto importante en la vida de los seres humanos. En general, se entiende como una relación en la que hay un cariño mutuo y, al mismo tiempo, un contacto personal relativamente frecuente. Para que exista una amistad es necesaria una actitud de apertura e interés por los demás, de libertad para relacionarnos con ellos, de comprensión y diálogo para entender al otro y darse a conocer. Sostener a la amistad como un valor es justamente tener esta disposición, estar prontos a brindarnos y también a recibir al otro en nuestro corazón. Crecer en compañía En la primera infancia, los niños comienzan a relacionarse con sus pares a través del juego. Más adelante llegarán los intereses en común y la búsqueda de compañía y entretenimiento. Cuando acaban de entrar a la adolescencia los jóvenes suelen compartir pensamientos y sentimientos, sueños y deseos. A través del relacionamiento con sus amigos, los niños aprenden habilidades sociales determinantes para su vida: cómo comunicarse, resolver problemas, cooperar, tomar decisiones... También pueden asumir roles diversos (a veces liderar un grupo y en otras ocasiones ser seguidores); son capaces de aceptar reglas o inventarlas, de lidiar con sus sentimientos y manejar situaciones de enojo, orgullo, alegría. Su identidad se va forjando junto con la de sus amigos, sus primeros compañeros de vida. El rol de adultos La amistad como valor requiere de determinadas actitudes que los padres y educadores podemos fomentar y apoyar en nuestros niños. Como primer paso, brindémosles oportunidades diversas para que se relacionen con sus pares. Algunos niños tienen mucha facilidad para hacer amigos, pero otros necesitan tiempo y ayuda. Por ejemplo, los más chiquitos suelen tener dificultades para compartir sus juguetes, aunque deseen jugar con un amigo. Una posibilidad es poner a resguardo algunos objetos valiosos para el niño y acordar con él que compartirá el resto. También es importante hablar con los niños ante algún problema con sus amigos o su grupo. Ayudarlos a reflexionar y a pensar soluciones los hará sentirse más seguros. Apoyémoslos cuando valoran la amistad y actuán en consecuencia. Siempre tengamos en cuenta que, como decía el gran escritor irlandés C. S. Lewis "La amistad es innecesaria, como la filosofía, como el arte... No tiene valor para la supervivencia, pero es una de esas cosas que dan valor a la supervivencia". Lecciones valiosas 1.- Si queremos mostrar a nuestros niños que la amistad es un valor fundamental, debemos llevarlo adelante en nuestras propias vidas. 2.- Una actitud abierta, de entendimiento y aceptación es la mejor base para que se desarrolle el valor de la amistad. 3.- Permitir a los niños elegir su propio ritmo en el acercamiento a otras personas es importante para que se sientan seguros. 4.- Si los adultos somos capaces de reconocer nuestros errores y pedir perdón cuando nos equivocamos, los niños también aprenderán a hacerlo con sus amigos. 5.- Démosle a los niños el tiempo y el espacio para que desarrollen sus amistades. |