Conforme pasa el tiempo la pareja se enfrenta a diversas circunstancias como por ejemplo no es lo mismo estar recién casados y sin hijos que llevar 9 o 15 años de casados y tener niños pequeños o aún más, adolescentes. Estos cambios sufridos en la relación son causados no sólo por las circunstancias externas a la pareja tales como la presencia de los hijos, sino también por realidades internas a la relación misma: conforme la pareja se conoce más y empieza a descubrir los retos que la personalidad o las necesidades del otro le implican, la dinámica de la relación sufre también un cambio. Lo importante es que ante todo este proceso de alguna manera previsible sea posible que las parejas puedan prepararse. Sí una pareja sabe reconocer en qué etapa de la relación matrimonial está o a cuál está por llegar, le será más fácil saber qué puede esperar de ese momento y sacarle provecho a las posibilidades que las circunstancias le ofrecen en vez de frustrarse con expectativas irrealizables. Es importante tomar en cuenta por ejemplo que no siempre vamos a sentir el amor de la misma manera por él o ella. Existen distintas etapas emocionales en el matrimonio, cada cual representa una oportunidad para dar y sentir de manera diferente, pero no menos intensa o interesante. Es un hecho que la relación matrimonial está afectada por las relaciones con los hijos pero además por la vida profesional de cada uno y su trabajo, esto lleva a dinámicas tanto emocionales como prácticas muy concretas que se pueden describir en tres etapas claramente definibles. Fuente: http://www.portumatrimonio.org
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