Cada pareja tiene su propia dinámica; de acuerdo a sus personalidades se va definiendo el trato que se tienen entre ellos, la forma en que expresan su amor y como manifiestan su romanticismo. Y cuando ambos congenian en estos temas la relación resulta muy gratificante independientemente de que sea muy opuesta a lo que estamos acostumbrados a oír y ver. Hablando del romanticismo tema que nos atañe en esta ocasión, este artículo es justo de lo que les hablo al principio y con el cual me identifique de inmediato, ya que expresa esa forma particular y simple de ser romántico y no por eso menos valiosa. Se trata de un texto que quiero compartir con todos ustedes, el autor es Aaron Traister quien vive en Filadelfia y ha colaborado para sitios Web como babble.com y salon.com.
Tengo que admitir que soy como el Grinch que se robó el romance y que considera los gestos románticos clásicos costosos y cursis. Tengo suerte de haber conocido a mi esposa, ya que piensa igual que yo. No es que no lo procuremos pero cada vez que deseamos hacer realidad una fantasía de adolescentes siempre surgen problemas sobre los que nadie nos advirtió. Una vez intenté regar pétalos de rosa por toda la habitación. ¿Saben lo que aprendí? Que alguien tiene que limpiar el regadero después de hacer el amor. No hay nada tan poco romántico como estar de rodillas, semidesnudo, quitando los detallitos que ya se convirtieron en abono. Les tengo una pregunta: ¿a ti y a tu pareja les encanta una canción porque la escucharon en un momento importante de su relación? Karel y yo no tenemos ninguna. Lo más que se parece a una melodía que compartimos es "La Reina del Mississippi", de Mountain. Fue la primera canción que oímos cuando nos mudamos a Nueva York, huyendo de una ciudad pequeña. (Y antes de que digan que huir es romántico, debo aclarar que esa urbe acababa de ser catalogada como la de mayor índice de violencia de pandillas y deterioro urbano de todo el estado. Así es el amor). Pero bueno, no sé si hayan oído esta canción o conozcan la obra de Mountain, pero no creo que se la pueda considerar romántica. Y sin embargo tendremos que encontrar una forma de bailar con ella en nuestro 50 aniversario. Supongo que lo haremos bien, porque cuando bailamos siempre nos pisamos los pies. Incluso algo tan sencillo como ir a una cena romántica termina por lo general mal. Nuestra última cita iba a ser especial, era nuestro aniversario número ocho. Tenía dos meses que nos salíamos juntos. Nos vestimos elegantemente, dejamos a los niños con mi mamá y nos dirigimos a un restaurante de mariscos que nos había recomendado una persona a la que al parecer no le caímos muy bien. El lugar olía horrible, a mariscos podridos. Los platillos que traían los meseros a los clientes preocupados no se veían frescos. Y para colmo de males, el dueño tuvo una discusión con una pareja que estaba esperando una mesa. (Yo creo que se quejó del olor). Nos retiramos rápidamente con nuestros honores.
Hambrientos y apestando a pescado, acabamos cenando pizza en un puesto de la calle. Regresamos a casa a tiempo para leerles a los niños un cuento antes de dormir. Joyas. Después de ocho años de matrimonio, no sé lo que le gusta a Karel (a lo mejor porque ella no sabe todavía qué tipo de joyas les gustan; cambia de humor como cambia de tinte del cabello). Además ambos estamos de acuerdo en que es mejor reparar el hoyo en el techo de la cocina antes que comprar algo brillante, sobre todo si va a ser algo que no le pueda gustar. Me gusta el chocolate pero no lo consideraría romántico. Cuando los como, me acabo una caja entera, me revuelco en el piso y me quejo de que me duele la panza. A Karel no le gusta traer dulces a casa por esta razón.
Ninguno de los dos cantamos, tocamos la guitarra o escribimos poesía así que no tenemos que hacer el ridículo. A veces rapeo una canción de 2 Live Crew para hacerla reír, pero no creo que eso cuente como un gesto romántico. ¿Qué es lo que nos funciona a los dos? Nuestros gestos son simples: dejar al otro dormir hasta tarde el sábado, meternos juntos a la cama antes de que estemos cansados para ponernos al día o llevarle un vaso de agua cuando se siente en el sofá. Para mí, una ocasión especial es ver a Karel con un brasiere de encaje, y para ella es llegar a casa y ver que el piso haya sido pasado por la aspiradora. Son esos pequeños detalles los que anhelamos, los que expresan: "Hoy pensé en ti". A karel y a mí nos encanta comer pizza, estamos de acuerdo en cómo gastar nuestro dinero, "La Reina del Mississippi" es una buena canción de rock, aunque no sea la adecuada para una fiesta de aniversario, y quitarme un pétalo de la nalga que se me quedó pegado fue buena lección para los dos. Cuando se trata de mostrar mi afecto, todo lo que puedo hacer es recordarle a mi esposa que la amo, tomar su mano cuando damos una vuelta con los niños y apreciar los momentos cuando nos dormimos después de haber reído juntos. Creo que son todos esos detalles lo que conforman el lado romántico de nuestra relación.
Fuente: GoodHousekeeping (BuenHogar en español)
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