En una ocasión platicando entre amigas, sacamos el infaltable tema de las relaciones de pareja hoy en día; cada una daba su punto de vista basándose en lo que creía y había experimentado. En ese momento una de ellas se encontraba muy triste puesto que su noviazgo de dos años había terminado. Desilusionada nos decía que ya no creía encontrar al hombre indicado; se preguntaba ¿Dónde quedarían los chicos buenos?.
A mí dice, me terminaron porque no permitía que tuviera "amigas muy cercanas", no me gustaba que fumara, ni que bebiera y mucho menos mientras conducía; él terminó la relación porque se sentía atado, vigilado. Por otro lado comenta, en la escuela o dentro de mi círculo de amigos a una buena parte ya nos les interesa platicar, escuchar; lo único que puedes esperar de ellos es una invitación para un bar y un motel. Si hacemos un recuento continúa, las posibilidades de encontrar una pareja que me acepte, respete, comprenda; que me escuche, sea fiel, me ame y proteja son realmente muy pocas.
Otra de mis amigas le dijo: No debes perder la esperanza, por supuesto que todavía existen buenos hombres y ¿sabes dónde están?, en las familias unidas y fuertes; donde ambos, padre y madre se preocupan por cuidar y educar a sus hijos; donde hay tiempo para escucharlos, darles apoyo y amor. Un chico con valores viene de una familia y especialmente de una madre que se los inculcó, mismos que aplicará al ser amigo y al ser novio. Claro que todavía existen buenos chicos, lo que pasa es que ahora necesitamos emplear más tiempo y paciencia que antes para dar con ellos.
Y si de plano creemos que no los encontraremos es momento de crear un cambio de mentalidad, pues al fin y al cabo "El hombre ha llegado hasta donde la mujer le ha permitido". De una en una que se niegue a sus caprichos y deseos comienza el cambio, es tiempo de volver a educarlos pues finalmente nosotras tenemos la última palabra.
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