Esta es la historia de un príncipe medieval convencional, quien posteriormente se convirtió en un monarca revolucionario que rompió relaciones con Roma y recurrió a métodos brutales para sacar adelante sus planes. Y todo a partir de una carta de amor....
Pues resulta que Arturo (hijo mayor de Enrique VII, rey de Inglaterra y primero de la dinastía de los Tudor) se casó con Catalina De Aragón, una dama inteligente, de fuerte carácter pero también muy encantadora y aclamada por el pueblo de Inglaterra. Catalina, la menor de las hijas del rey Fernando II el Católico y de la reina Isabel I la Católica, llego desde España para contraer nupcias con Arturo cuando tenía sólo 15 años, sin embargo pocos meses después de su unión, una peste bautizada "como la fiebre del sudor" que asolaba la región atacó a ambos cónyuges: Catalina, fuerte y sana, se sobrepuso a la enfermedad, pero el débil Arturo no sobrevivió, así que dejó una princesa viuda y virgen.
El rey Enrique VII, con el fin de retenerla casi como rehén (no pudo hacerla su esposa porque la Reina Isabel se opuso rotundamente) y no devolverle su dote, logró comprometerla con su otro hijo llamado Enrique, cuando éste contaba con sólo 11 años. La princesa viuda testificó que debido a la juventud y carácter enfermizo del príncipe, su matrimonio no había sido consumado, hecho que fue certificado con una dispensa del Papa Julio II para que el matrimonio con su cuñado fuera posible.
En 1509 muere el rey Enrique VII de Inglaterra, asumiendo entonces el reinado su hijo Enrique VIII, quien mostró su deseo de poseer cuanto antes a la princesa española. Así que Catalina con 23 años y Enrique de 18 se unen en matrimonio el 11 de junio en la capilla Grey Friars.
Fuentes:
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La carta de Enrique VIII que marca el cambio
Carta de amor que cambió la historia de un país
Te hablamos del amor