Creemos que el amor incondicional es el que se da solamente a nuestra pareja, sin embargo podemos manifestarlo a más personas como a los integrantes de nuestra familia, los amigos y a quienes nos rodean, puesto que se muestra en la actitud de ayuda generosa a los demás, de servicio desinteresado, de frecuente sacrificio de los propios intereses anteponiendo a ellos el bien y la ayuda al prójimo. Podemos identificar este amor cuando entre más da la persona más se encuentra realizada ella misma; esto es un misterio pero es una realidad comprobada por la experiencia: Cuanto la persona más se olvida de sí para favorecer a otros, más verdaderamente se realiza ella misma. Por ello tanto somos cuanto damos. Este es el amor más humano y más humanizador. Es además un acto de libertad, pues ayudar, servir, comprender, respetar, dar, perdonar son acciones que uno decide realizar libremente. Por eso este amor incondicional constituye la relación más profunda y fecunda que pueda existir entre personas. Más características del amor incondicional
- No se limita la libertad de nadie; al contrario, se la potencia invitando siempre a elegir el bien más alto, a superarse, a crecer constantemente. - En la pareja ambos toman conciencia de sus personas y su dignidad. - Se sienten conocedores y conocidos, respetados y respetuosos, amantes y amados al querer que la otra persona sea ella misma y viceversa. - No hay asimilación ni posesión, hay en cambio reconocimiento. Se forma una comunión de personas, es decir un "nosotros", en donde cada uno goza de su singularidad. De acuerdo a como se conforma este amor debería manifestarse primeramente en la familia, ya que es allí donde se descubre y se practica para luego llevarlo al entorno. El amor incondicional también se manifiesta en la amistad, por ejemplo cuando se busca el bien del amigo, al respetar sus ideas, tal como es y al mismo tiempo ayudarlo a crecer. Asi también el amor incondicional es una relación de "yo-tu"; es un encuentro entre dos personas libres donde cada uno está dispuesto a reconocer las virtudes del otro, al aceptar sus defectos y ayudarse mutuamente para superarse.
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