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¿Vivir juntos hasta casarse asegura el éxito?

las personas esperan más tiempo para casarse

Ya desde hace tiempo muchas parejas jóvenes han preferido vivir juntos antes de casarse, es decir, hacer una prueba previa antes de tomar una decisión tan importante como lo es el matrimonio, pero según el estudio siguiente y opiniones de profesionales, este proceso a menudo y a la larga genera dolor y angustia.

Te invitamos a e leer el siguiente contenido que nos pareció interesante compartir y además del que nos des tu opinión.

Existe una suposición general tan extendida, de que para tener un matrimonio duradero y de alta calidad, primero es necesario terminar la universidad, comenzar una carrera exitosa y luego buscar una pareja con las mismas calificaciones. Por otro lado y a pesar de la facilidad del divorcio, el matrimonio todavía se percibe como alianza caracterizada por la exclusividad, la fidelidad y la permanencia.

lo de hoy es vivir juntos antes de casarse

Por otro lado, se ha vuelto muy compartida y promovida la idea de que antes de embarcarse en un compromiso tan definitivo es hacer primero una "prueba de manejo" de la relación , es decir un período de convivencia para ver cómo funciona estar juntos dentro de las mismas paredes cuando tienes compras y deberes que hacer, compromisos de trabajo con los que hacer malabarismos y tal vez hasta tengas un hijo que criar.

Mente de consumidor

De buena o mala gana, hemos tomado prestado este enfoque popular del matrimonio de una mentalidad de consumidor: antes de confirmar una compra, necesito probar si el producto o servicio cumple con mis expectativas. Pero la investigación sociológica muestra que este no es el mejor enfoque cuando se trata del matrimonio.

No siempre probar antes es mejor

La psicóloga Galena Rhoades, que estudia las relaciones entre adultos jóvenes, argumenta en un video en YouTube que: "Generalmente pensamos que tener más experiencia es mejor (...). Pero lo que encontramos para las relaciones es todo lo contrario. Tener más experiencia estaba relacionado con tener un matrimonio menos feliz más adelante. Por ejemplo, encontramos que las personas que habían estado casadas antes, aquellas que habían vivido con un novio o una novia antes y que habían tenido más parejas sexuales antes del matrimonio, estaban asociadas con tener una calidad marital más baja más adelante."

Ella cita varias razones posibles para esto, por ejemplo, el comparar constantemente con alternativas y haber tenido experiencia en rupturas de relaciones anteriores, puede debilitar el compromiso.

Regresando al viejo modelo

los estudios invitan a regresar a modelo tradiconal

El profesor de sociología y director del National Marriage Project (Universidad de Virginia), W. Bradford Wilcox, junto al demógrafo Lyman Stone, también demostraron en un estudio cuánto más eficiente es el llamado al modelo tradicional y tan denigrado.

Dan McLaughlin cita a Wilcox en National Review:

"Muchos adultos jóvenes de hoy creen que la cohabitación también es un pilar de los matrimonios exitosos, una de las razones por las que más del 70% de los que se casan hoy, viven juntos antes del matrimonio. Pero la sabiduría convencional aquí está equivocada: los estadounidenses que cohabitan antes del matrimonio tienen menos probabilidades de estar felizmente casados y más probabilidades de romper".

Según muestra la investigación, las parejas que cohabitaban tenían un 15 % más de probabilidades de divorciarse que las que no lo hacían. Un estudio de Stanford citó otra investigación que encontró que el vínculo entre la cohabitación y el divorcio era especialmente fuerte para las mujeres que cohabitaban con alguien además de su futuro esposo..."

Es una creencia común entre los jóvenes que es mucho más conveniente casarse alrededor de los 30 años si se quiere tener menos riesgo de divorcio. Sin embargo, el riesgo de divorcio se reduce considerablemente para sus contrapartes con creencias religiosas (no solo el cristianismo), que generalmente se casan a los 20 años.

Wilcox dice:

 reservar la cohabitación para el matrimonio

La sabiduría convencional sostiene que pasar los veinte años centrándose en la educación, el trabajo y la diversión, y luego casarse alrededor de los 30 es el mejor camino para maximizar sus probabilidades de forjar una vida familiar fuerte y estable. Pero la investigación cuenta una historia diferente, al menos para las parejas religiosas. Reservar la cohabitación para el matrimonio y dotar a su relación de un significado sagrado parece maximizar sus probabilidades de estar estable y felizmente casado.

Es cierto que el matrimonio religioso vivido puramente por conformidad con las normas sociales, sin conciencia del ideal que encarna, también fue una forma de opresión en el pasado. Se reducía a una costumbre obligatoria, a una convención irresponsable, corría el peligro de ser reducida a una hipócrita apariencia de fidelidad.

Pero ahora estamos más allá de la revolución de los años 60. Rechazar la convención ya no necesita ser un argumento. Ya no existe la obligación, especialmente para las mujeres jóvenes, de casarse para no sufrir la vergüenza de la soltería de toda la vida o de apresurarse a casarse porque está embarazada. La dinámica de las relaciones, la vida matrimonial y las necesidades personales más auténticas ahora pueden resurgir sin tantas ideas preconcebidas.

Por su parte, la fidelidad es una necesidad que descubrimos dentro de nosotros, a pesar de las fragilidades y los fracasos. La exclusividad y el compromiso total en una relación es lo que más responde a nuestros deseos fundamentales de ser amados, conocidos y aceptados incondicionalmente. No tiene nada que ver con los cuentos de hadas de Disney, sino con cómo estamos hechos y qué tipo de estilo de vida corresponde más a nuestra naturaleza, que es tan compleja y exigente.

Fuentes:

Aleteia.org.

Temas controversiales sobre el amor.

Redacción ClubPlaneta.


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