De vez en cuando todos necesitamos de un apapacho en aquellos momentos difíciles y tristes pero también en los ratos alegres; porque ese contacto con el otro a través de un abrazo nos hace sentir mejor, a tal grado que se le ha considerado como el ingrediente principal de una terapia. La abrazoterapia, como comúnmente se le llama, es una práctica alternativa que provoca alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado. Está destinada a mejorar el estado físico y psicológico de las personas mediante el contacto corporal, y el propósito es generar una sensación de bienestar con múltiples beneficios para la salud. Desde que somos pequeños, incluso desde el nacimiento se ha acostumbrado colocar al bebé en el pecho de la madre para que lo abrace, de esta manera además de sentirse querido, calma su angustia y hasta deja de llorar. Lo mismo sucede cuando ya hemos crecido, al intercambiar abrazos somos susceptibles a despertar al niño que llevamos dentro el cual necesita amor, seguridad, apoyo, cuidado y placer. Diversos estudios han demostrado el efecto positivo de dar y recibir un abrazo, pues el organismo libera ciertos neurotransmisores como la dopamina, la oxitocina y la endorfina, sustancias responsables de mitigar el dolor y producir una sensación de bienestar. Abrazar es una práctica acertada pues resulta de gran utilidad para contrarestar la depresión, el estrés, la falta de autoestima, además de aminorar la tensión y la ansiedad. Fortalece el sistema inmunológico y puede servir como medio complementario al tratamiento convencional de diversas enfermedades. Así pues un abrazo es capaz de hacernos sentir mejor y reconfortar a cualquiera e incluso al más hermético. Esta alternativa terapéutica también ha sido muy efectiva en el tratamiento de conflictos familiares y matrimoniales; heridas emocionales del pasado que impiden dar o recibir cariño. En estos tiempos modernos nuestra vida tan agitada está muy ligada al estrés y la tensión, por lo que esta técnica terapeútica es de gran apoyo para sentirse liberado y relajado. Su actuar se compone de ejercicios de relajación, concentración y respiración, que pocas veces se hacen e incluso desconocemos cómo realizarlos, después sólo se requiere estirar los brazos y rodear el cuello o la cintura de quien espera recibirlo. En el curso de la terapia se puede experimentar sensaciones positivas al practicar varios tipos de abrazos y con la práctica, identificar aquellas necesidades de afecto o placer de cada persona. Fuentes: Autor:Ere Luna. T.C. |