Tiene que funcionar
El ser parte de una relación que a pesar del tiempo no da para más, en la que no somos correspondidos, afecta negativamente nuestra vida y la forma en la que nos enfrentamos a ella. Hay dolor y mucha frustración porque hacemos todo lo posible para que funcione; tomamos riesgos, nos agotamos entre tantos intentos y en ocasiones hasta nos humillamos. Y aunque estamos conscientes de que nuestro comportamiento es irracional, somos incapaces de dominarnos ante esa falsa necesidad de tener su compañía. En definitiva, estamos sumergidos en un círculo vicioso pues mientras más distante se muestra la otra persona, más nos aferramos a ella, y cuanto más lejos está, es mayor la dependencia que se crea. ¿Qué debemos hacer para romper ese círculo?
Aunque nos aterre, debemos hacerle frente a todos aquellos sentimientos involucrados, aceptar que no hay atracción sino dependencia, miedo en lugar de amor. Aceptar que no podemos dejar pasar esa falta de interés por nosotros y que por más que nos esforcemos jamás podremos hacer el trabajo que al otro le corresponde; el amor es cosa de dos pues cada uno aporta lo necesario para funcione. También se sugiere:
- Activar nuestra mente y cuerpo con ejercicio, el cual es muy eficaz para descargar la tensión y eliminar esos pensamientos y emociones de aprehensión.
- Como en otras ocasiones donde hablamos de relaciones difíciles, escribir es un método terapéutico efectivo porque podemos sacar todos aquellos sentimientos reprimidos. Terminado el escrito, guárdalo, rómpelo o quémalo; lo importante es que entiendas que una vez que haz plasmado en esas letras lo que sientes, te desprendas de todo eso y ya no lo cargues más. Se sugiere también pintar, cantar o bailar; acercarse a quienes nos aprecian y aceptan tal como somos. Advertencia
Trabajar en esa aprehensión no será fácil, sobre todo si lleva meses o años. Fuente: Redacción ClubPlaneta.
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