Hay momentos turbulentos de la vida en pareja que simplemente nos superan, y nos llevan a cuestionarnos si aún existen razones suficientes para seguir juntos o si la única alternativa es la separación, Pero ¿cómo saber cuándo ya no hay más por hacer? ¿Existe solución para salvar mi relación? Con estas 7 preguntas aclararás tus dudas para tomar la decisión final. ¡Adelante!
El amor es complicado
Los tiempos que hoy vivimos se caracterizan en su mayor parte por relaciones efímeras y desechables, con vínculos débiles, que al primer conflicto se desintegran. Tal problemática se ve reflejada en cifras importantes, pues según datos del INEGI, en promedio, por cada 100 matrimonios, 35 parejas optan por la separación. Los motivos son diversos. Pueden ir desde pequeños conflictos sin mucha importancia, hasta grandes crisis de pareja que terminan por intoxicar la relación y llevarla a una separación totalmente destructiva. Para ambos casos, conservar la calma es la clave , pues no queremos tomar decisiones apresuradas sin fundamento, ni cerrarnos a la creencia de que abandonar a nuestra pareja es la única solución que tenemos a la mano. Y, por el contrario, tampoco se trata de aferrarse a una relación insana , que sólo te lastima y por la que no vale la pena esforzarse más. Sea cual sea tu situación, es importante tomar una decisión basada en argumentos realistas que no deje lugar a dudas o arrepentimientos y que contemple todos los escenarios posibles tras esa posible separación. Las siguientes preguntas te ayudarán a aclarar el panorama:
1. ¿Estoy yo o mis hijos experimentando abuso físico, emocional, psicológico o sexual por parte de mi pareja?
Si la respuesta es afirmativa, no hay nada qué pensar ni motivos para quedarte en esa relación que evidentemente te está perjudicando. Recuerda que el amor comienza por uno mismo y para nada debes permitir que otra persona, incluso alguien que dice amarte, te falte el respeto, te humille o te maltrate. Peor aún cuando aquellas conductas violentas se extienden hasta tus hijos, que seguramente les traerá consecuencias importantes. Si estás dentro de una relación abusiva, acude con las autoridades y denuncia. También acércate a familiares o amigos cercanos que te brinden apoyo y protección.
2. ¿Me he puesto a pensar si el problema soy yo?Muchas de las veces atribuimos los problemas de la relación sólo a nuestra pareja y creemos que estamos exentos de cometer errores. La realidad es que para que un conflicto o discusión exista se necesita de dos, al igual que para solucionarlo. Siéntate a analizar el porqué de sus peleas recurrentes y detecta qué conductas tuyas han provocado alguna de ellas o las han agravado. Anótalas en un papel y discierne si es posible trabajar en tu persona para cambiar esas actitudes, reacciones o acciones perjudiciales tanto para ti como para tu relación. Por ejemplo, celos, baja autoestima, expectativas demasiado altas, egoísmo, orgullo, etc. Si aún después de haber hecho tu esfuerzo, la relación continúa igual o peor y tu pareja no pone de su parte, deberías replantearte el retirarte sanamente.
3. ¿La mayor parte del tiempo juntos me siento feliz o desdichado (a)?
La regla apunta a que, en teoría, en una relación sana, madura y recíproca, deberías sentirte el 90% del tiempo feliz, tranquilo (a) y en paz y el 10% restante se lo dejamos a problemas y sentimientos menores. Si en tu caso es todo lo contrario y la mayoría del tiempo vives frustrado (a) e infeliz, no es buena señal. La vida en pareja para nada es sinónimo de desdicha o desgaste. Se trata de un proyecto en común, que sume y no que reste.
4. ¿Mi relación me permite desarrollar la mejor versión de mí?Cuando se está en una relación armoniosa, ambos se apoyan mutuamente para alcanzar sus metas individuales, desarrollarse y crecer. Incluso, psicólogos afirman que como individuos buscamos en nuestra pareja la "autoexpansión", es decir, que el estar con esa persona nos lleve a aprender cosas nuevas, a mejorar nuestras capacidades para hacer ciertas cosas y que nos brinde mayor seguridad. Si en cambio, te sientes insatisfecho y has notado que tu pareja te hace retroceder e inhibe tu crecimiento personal, deberías reflexionar si es conveniente seguir con ella, pues lo más probable es que la situación empeore y la infelicidad entre ambos aumente.
5. ¿Puedo imaginar mi vida sin mi pareja?
Es importante considerar que una separación definitiva o un divorcio significa cortar de tajo el lazo entre ustedes y con ello las experiencias del día a día. ¿Estás listo (a) para dejar atrás todo aquello? No sólo te despedirás de los momentos amargos, sino de aquellos que alguna vez te trajeron dicha y satisfacción. Por esta razón trata de imaginar una vida por delante en la que él o ella no esté más. ¿Es eso verdaderamente lo que deseas?
6. ¿Estoy dispuesto a rehacer mi vida social con mis hijos?En caso de que los tengas, ¿has reflexionado cómo llevar una nueva vida con tus hijos sin una esposo o esposa a tu lado? Cuestiones como las condiciones económicas, custodia, manutención, traslados y visitas deben tomarse en cuenta, sin mencionar la ayuda psicológica de los pequeños si llegara a necesitarse. Del mismo modo ten en cuenta que la dinámica cambiará y que a partir de ese momento tendrás que vincularte y hacer planes con ellos y a solas. Aún así, toma en cuenta que tus hijos merecen crecer en un ambiente funcional y sano y que no deben ser la excusa o la justificación para que tú y tu pareja sigan juntos si la relación simplemente ya no funciona.
7. ¿Hemos hecho todo lo posible por salvar nuestra relación?
Sin duda es una de las preguntas más importantes y concluyentes, pues los lleva a analizar y a hacer uso de todos los recursos disponibles para que lo suyo mejore o se salve. Desde sentarse a conversar, recordar lo que los enamoró uno del otro y tomarse un tiempo alejados para pensar, hasta tener proyectos nuevos e ir con un consejero matrimonial o tomar terapia de pareja. Si la respuesta es sí y continúan sin obtener resultados positivos, hay que ser honestos el uno con el otro y tomar la decisión que corresponde a pesar de lo doloroso que resulte, pues aunque siempre es bueno luchar por lo que se ama, también es de valientes retirarse cuando no hay futuro. Luchar por amor en tiempo difíciles es la verdadera esencia de amar Autor: Alejandra Núñez. L.C.C. Fuentes:
|